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viernes, 31 de julio de 2015

Caudillismo



El caudillismo es el sistema de caudillaje o el gobierno de un caudillo. La noción de caudillo, por su parte, procede del latín capitellus y hace mención a la persona que dirige alguna comunidad o cuerpo y que actúa como guía o líder.





Como fenómeno social y político, el caudillismo se desarrolló en América Latina durante el siglo XIX. Los caudillos eran líderes carismáticos que solían acceder al poder por procedimientos informales, gracias a la influencia que tenían sobre las grandes masas populares. La gente veía al caudillo como un hombre fuera de lo común, capaz de representar y defender los intereses del conjunto de la comunidad.

Muchos caudillos eran demagogos y manipulaban a la población; detrás de la promesa de asegurar el bienestar común, de defender los intereses de toda la región, se escondían las propias ambiciones, la sed de poder. En ciertos casos, el caudillismo derivó en dictaduras con una dura represión a los opositores. En otros, en cambio, el caudillismo se adaptó a los regímenes democráticos y federales que se establecieron en los países latinoamericanos.

La formalización del poder de los caudillos siguió un proceso similar en varias naciones: las fuerzas del caudillo enfrentaban al gobernante vigente hasta deponerlo, luego disolvían el congreso bajo el argumento de no responder al pueblo o la ley y finalmente el caudillo se autoproclamaba presidente provisional. Después de un tiempo, el propio caudillo llamaba a elecciones y se formaba un nuevo congreso, formalizando el poder del caudillismo.
Juan Manuel de Rosas en Argentina, Antonio López de Santa Anna en México y José Antonio Páez en Venezuela son algunos de los ejemplos históricos de caudillismo en el territorio latinoamericano.

Con la consolidación del Estado-nación y la caída de los regionalismos, el caudillismo perdió fuerza y terminó mutando en otro tipo de regímenes sociopolíticos.




El caudillismo se caracterizó por la llegada al poder a través de la fuerza, y esa imposición ha dejado cicatrices en muchas naciones. Con la instauración de la República como sistema de organización del Estado, se cometieron una serie de errores que también contribuyen con el carácter inestable de los gobiernos, lo cual se suma a los vestigios de décadas de cruentas luchas por obtener el ansiado cetro.

Las repúblicas que hoy sufren las consecuencias del caudillismo nacieron en un terreno de inconsistencias, con una economía desorganizada, un orden político que rozaba el caos y una ausencia total de visión a futuro y disciplina por parte del gobierno. Son estas las razones por las cuales no son capaces de aplicar un régimen democrático de manera eficaz: no luchan por asegurar la libertad a sus habitantes, pero tampoco lo admiten.

Existen ciertos rasgos propios del caudillismo que persisten en el presente; tal es el caso de la búsqueda de popularidad a través de la anulación de las acciones del opositor, desprestigiando su campaña para convencer al pueblo de que un cambio es necesario. Esta es la base estratégica de la mayoría de los gobernantes de la actualidad y, como se trata de una manipulación de la verdad, nada impide que una vez en el poder repliquen las decisiones de sus antiguos enemigos, dejando en evidencia que no estaban realmente en contra de su proceder.

Otro de los fenómenos actuales que evocan los días del caudillismo es la existencia del regionalismo, también conocido con el nombre de autonomismo. Se trata de un movimiento político que exige que se defienda una región determinada, distinguida del resto de un país por cuestiones culturales y físicas, a pesar de aceptar la superioridad de la nación como comunidad política. Esta realidad, muy fuerte en ciertas partes del mundo, vuelve impracticables ciertos planes de unificación.

En México, la llegada de Venustiano Carranza a la presidencia de la República significó el triunfo de un grupo de revolucionarios que sustituía a la vieja oligarquía porfiriana en el poder. Las tareas inmediatas del presidente consistían en pacificar el país y en crear las instituciones que dieran estabilidad política y económica al régimen emanado de la Revolución.

El asesinato del presidente Carranza, el 21 de mayo de 1920, no interrumpió el proceso revolucionario, sólo fue -dice el historiador Lorenzo Meyer- el procedimiento de acceso al poder para otros aspirantes, pues el proyecto de Carranza siguió vigente.
Álvaro Obregón y Plutarco Elías Calles
Los continuadores de la obra constitucionalista fueron los caudillos, es decir, aquellos personajes capaces de llevar -gracias a su prestigio ganado en la lucha revolucionaria- a cabo los postulados de la Revolución. Entre 1920 y 1934 el influjo personal de los presidentes Álvaro Obregón y Plutarco Elías Calles fue el núcleo sobre el que giraba la actividad política de México.

El poder de Obregón y Calles se basaba -más que en las instituciones- en su fuerte personalidad, en sus relaciones con los principales líderes -caudillos- del ejército y en el manejo estratégico de los dirigentes que manejaban a las organizaciones obreras. Correspondió a ellos crear el contexto para facilitar una sucesión del poder en forma pacífica.





Durante el periodo presidencial -1920 a 1924- de Obregón se buscó disminuir el poder de los militares reorganizando el ejército. Se aumentó el número de jefaturas militares para restringir -y aislar- el poder de los generales. Gracias a esta medida -al menos en parte- el gobierno pudo sofocar la rebelión de Adolfo de la Huerta en 1923.

Por su parte, el presidente Calles tuvo que lidiar con las aspiraciones de Obregón de reelegirse para el periodo de 1928 a 1932. El Congreso modificó la Constitución para permitirle el acceso, nuevamente, al poder. Ya elegido presidente Obregón fue asesinado, por lo que se nombró a Emilio Portes Gil presidente provisional.

Al periodo de 1928 a 1934 se le conoce como Maximato, pues al morir Obregón, los partidarios de Calles decían que éste se convertía en el Jefe Máximo de la Revolución.

Uno de los actos trascendentales de Calles fue la creación del PNR, Partido Nacional Revolucionario, que agruparía a los revolucionarios para unificar voluntades. La creación del partido fue una respuesta para salir de la crisis en que cayó el país a raíz de la muerte de Obregón. En su último informe de gobierno Calles señaló que era necesaria la creación de una institución que permitiera al país salir de la etapa caudillista.

A pesar de estas medidas el proceso de la sucesión presidencial no estuvo exento de violencia, pues ocurrieron varias rebeliones que fueron sofocadas por el gobierno. El ascenso de Lázaro Cárdenas al poder, en 1934, fue determinante para acabar con el caudillismo.

Cárdenas se libró de la influencia de Calles y reorganizó el PNR dando forma a un nuevo partido que aglutinaba -alrededor de la figura presidencial, esto fue lo importante- en varios sectores a las fuerzas políticas de México, así nació el PRI, o Partido Revolucionario Institucional.




Pues en resumen, después de leer varios textos puedo decirles en lo que se resume el "caudillismo"

Es un sistema basado en la combinación del parentesco, clientelismo y personalismo.
• Se le considera como una combinación de guerrero y patriota, como jefe regional y patrón.
• Se le caracteriza como una autoridad personal fuerte y “carismática”, con una perspicacia financiera y política, en donde muchos de los casos, una base terrateniente o comercial en una región especifica.
• Su ideología política no fue totalmente coherente pero buscaba preservar la estructura social de cierta forma conservadora.
• Este sistema político incluía una manipulación de las tradiciones hispánicas de patriarcado y de patronazgo, si que también incluía, por lo regular, la coerción, la violencia y la intimidación.
• El caudillismo es una forma de continuar en la tradición política, además de seguir con la construcción de un Estado personalista y autoritarista.
• Normalmente los oficiales criollos del ejército regular se transformaron en caudillos militares “salvadores de la soberanía nacional”.

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